Treinta y nueve años, Orlando…


Catarsis Diaria

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Habías ido al aeropuerto a esperar a Silvano Lora, artista del pincel y del compromiso, quien volvía a su tierra del exilio. Te tocó observar cómo lo devolvían porque tenía «impedimento de entrada» (te imagino la rabia que debiste sentir al ver cómo a un dominicano le impedían estar en su propia tierra en aquellos doce años). Tu pluma no quiso quedarse callada. 

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No te enamores…


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No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe… No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma. No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música. No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias.Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, JAMAS se regresa.

Martha Rivera Garrido (Fragmento de Los Amantes de Inbox de Papel, 2014)

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Mientras el Partido de la Liberación Dominicana profundiza su crisis de institucionalidad, la situación política dominicana es compleja y amerita de nosotros una atención permanente. En la interesante coyuntura actual, se ha hecho más evidente que nunca la ausencia de una oposición articulada y coherente, y por eso parecerían risibles las afirmaciones de que ciertos “partidos” están detrás del movimiento social de resistencia que crece. El Partido Reformista hace tiempo que no existe, como no sea en la cancillería dominicana (convertida en Casa Nacional colorada hace ya un tiempo) o en las posiciones de un par de legisladores que individualizan oportunamente sus liderazgos, porque siempre es bueno pescar en río revuelto. El Partido Revolucionario Dominicano tampoco existe realmente;  convertido en dos partidos (y a veces hasta en tres), en su gran desgaste no ha sido (ni será) capaz de lograr un consenso para plantear propuestas, alternativas, soluciones que promuevan el debate sobre la crisis actual o impacten el interés de una sociedad civil en franca faena de empoderamiento.

En cuanto al partido oficial, el PLD, es cada vez más clara su división; si siempre coexistieron a nivel de PARTIDO las tendencias leonelista y danilista, estas contradicciones y ciertos rencores ya no se manejan en las reuniones privadas, en discusiones de un comité central que ya ni se reúne (sólo el comité político respira en el PLD); la llegada al poder de Danilo que ha implicado la emergencia  incluso de sujetos activos y algunos hasta desconocidos para quienes estuvieron y creen que siguen estando (hay alguna ficción en lo que vemos como EL GABINETE y pronto esto se comprobará), ha llevado estas contradicciones y rencores a nivel de GOBIERNO. El Congreso Nacional es un termómetro importante para ver cómo se están moviendo las disputas internas en ese partido. Presten ojos y oídos a lo que se está cocinando ahí adentro. A pesar de que la bajada de líneas se continúa acogiendo dogmática y militantemente (“voten honorables” no es un juego), salvo MUY HONROSAS excepciones, ya el efecto de las acusaciones de la población a Leonel Fernández de “mentiroso” y “ladrón”, están estimulando la rabia y la diatriba al interno de lo que muchas veces ha parecido una bancada monolítica del PLD e incluso de sus aliados.

Lo cierto es que la división del PLD, su crisis institucional, se hace cada vez más evidente, y que la sociedad civil  progresivamente se fortalece en acciones y en propuestas.   Más activa y más despierta, menos propensa a aceptar imposiciones desde la inercia, nuestra gente se empodera en muchos y diversos escenarios, en numerosos frentes abiertos, y los tres partidos mayoritarios van desapareciendo desde el punto de vista de su organicidad en el contexto de esta crisis y su importante coyuntura. Sin embargo, no logramos ver con claridad algo necesario: los liderazgos emergentes.  Estemos pendientes.

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Inaugurando la columna de opinión «Mi boca es mi medida» en El Nuevo Diario online


José de Saramago se preguntó alguna vez qué clase de mundo era este, donde se gastan millones en enviar máquinas al espacio y no se hace nada para evitar el asesinato de un ser humano. Yo me pregunto lo mismo y en el camino me encuentro con él. Todo está condicionado por la primera pregunta. ¿Qué clase de mundo SOMOS? digo yo, puesto que el mundo SOMOS nosotros. Al empezar esta semana, y luego de los eventos que nos impactaron nacional e internacionalmente, mi primer pensamiento fue que debíamos iniciar una reflexión profunda. La gente que piensa está pensando (pienso yo). Tenemos que dar la cara por los demás, esos que viven para vivir sencillamente (nacen, crecen,  se reproducen,  gozan un poco, trabajan y mueren).  Esos que no están pensando y cuyas mentes están muy concentradas en lo inmediato. Pero todos somos el mundo. El mundo al que se refiere Saramago.

Sé, estoy segura, de que nuestras cotidianidades se complican con el ejercicio impostergable de, simplemente, vivir. Cada ser humano en tiempos de tormenta es una isla convocada a defenderse de las altas mareas, pero también de la calma chicha, de la discontinuidad vertiginosa de lo urgente, a veces imperceptible en tiempo y en espacio para cada subjetividad individual. Y cada ser humano se defiende como puede, como entiende que debe, siendo cada una de sus alternativas válidas y dignas de respeto. Todas con excepción de la ausencia de perspectiva de archipiélago o de continente, en esa utopía que nos ha movido siempre hacia adelante.

Voy a hablar de involucrarnos, y esto ya no lo entiendo tan sencillo ni tan ingenuo como hace unos días. Más bien me parece difícil y pienso que en los hombros de quienes estamos produciendo reflexión, pensamiento y ejercicio de resistencia, descansa la responsabilidad de llamar a la atención, de sacudir las conciencias de todos los seres humanos que están próximos, en nuestro marco de referencia y más allá, si es posible ese imposible que perseguimos.

Hay una percepción equivocada por parte de activistas e intelectuales, de las personas públicas y de todo aquél que mueve opinión y tiene poder de convocatoria, de que el concepto “todo el mundo” es aplicable al contexto de lo aparentemente evidente  en lo que toca a las crisis. Y el mundo que somos como humanidad, y el país que somos como pueblo, están enfrentando juntos y por separado una de las más grandes crisis que se recuerden. Una que atenta contra la continuidad misma de lo que somos (queremos ser). No “todo el mundo” está enterado de por qué resistimos. No todo el mundo está comprometido con esta resistencia, aunque a veces nos lo parezca desde la ventana donde los miramos. Y si esto es así, incluso para algunas personas que interactúan en las redes sociales (esas redes que han dado un golpe de estado a la prensa parcializada y manipulada, y que están reventando ya sea con información o con demandas), imaginémonos a aquellos rincones de la patria y del mundo donde no llega una señal de internet, donde nadie sabe lo que es un smart phone (donde se nace, se crece, se trabaja, se goza se reproduce y se muere, simple y llanamente).

Si bien es cierto que no “todo el mundo” puede ni tiene que jugar un rol destacado en la resistencia, ESTOY SEGURA de que con un poco de esfuerzo por parte de quienes entendemos el alcance de lo que está aconteciendo, TODO SER HUMANO estaría en la capacidad de aportar aunque fuera un granito de arena.

Mi propuesta es que cada uno de nosotros y de nosotras nos empeñemos en abrir los ojos aunque sea de cinco personas  para que logren ver lo que está pasando. Y hay personas, muy cercanas a veces,  con quienes nos damos cuenta de que el trabajo que tenemos es constante y es urgente. Si quiere hacer una prueba, pregúntele aleatoriamente a  un par de sus compatriotas dónde queda Loma Miranda y cuál es el peligro que enfrenta nuestro futuro si la perdemos en manos de FALCONDO. 

¿Por qué no hablar de manera directa con estas personas que sabemos que tienen el derecho de saber, de enterarse y de reaccionar? Si eres mujer, y sobre todo si tienes hijas o nietas, debes estar consciente de lo que significa el Código Penal que se está negociando en el Congreso Nacional. Si eres hombre, debes saber que el miedo que sientes de movilizarte frente a la represión, el que te impide apersonarte en una vigilia, en una concentración, en una marcha, es un miedo que tiende a afectar a todo aquél que resiste; es un miedo que resta y que pone en peligro a los demás, porque es en la unidad donde reside la fuerza y nosotros, nosotras, somos más que quienes tienen en sus manos las pistolas y las escopetas. Si eres maestro o maestra, desde el parvulario hasta el doctorado, el simple hecho de que SEPAS y SIENTAS lo que está ocurriendo te humaniza, te hace más crítico(a) frente al momento que vive la humanidad y el mundo que habitarán quienes enseñas; esa perspectiva crítica se convertirá en cultura, en actitud con la que educas, sin ni siquiera tener que mencionarlo. Si eres joven y estás viendo las fotos de la concentración frente a la Plaza de la Bandera, estudias en la UASD donde mataron un compañero, twiteas cualquier disparate como por ejemplo lo que estás comiendo, si te mencionan lo que ocurre en la Franja de Gaza y no sabes de lo que se trata, tienes que estar al tanto de que hay miles de jóvenes como tú YA resistiendo globalmente y en tu país, y tomando las riendas, como debe ser, de esa resistencia. Si eres niño o niña, tienes el derecho de crecer crítica, libertariamente. Este mundo no está para permitirnos cometer errores de omisión; es mejor pecar y errar por comisión, levantarnos, reparar y empezar de nuevo.

Quienes escribimos, reflexionamos, tenemos tribunas desde las que elevar nuestra voz, estamos comprometidos en debatir, plantear, proponer en nuestro entorno aquello que interese a lo que está pasando. Porque ES GRAVE ese “lo que está pasando”. Porque el mundo no va bien y esto no es pesimismo, es así y hay que revertirlo. Quizás solamente tengamos que mirar a algún vecino a los ojos y decirle: “Mira, nos estamos jugando el planeta”. Puede ser que te lo crea y preste atención. Y se decida a involucrarse.

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Características de las Doñas


Esta mañana decía que me aburrían las doñas y es verdad. Realmente me aburren por todo lo que tienen de previsibles, de predecibles… No sorprenden y no les gusta que se las sorprenda. Recibí un par de mensajitos por el correo interno de Facebook pidiéndome que identifique a una doña. Iba a poner 10 características, luego llegué a 20 y se me fueron los frenos. Antes de definirlas, quiero aclarar que no tengo nada, absolutamente nada, contra ellas (después de todo, son las ¡DOueÑAS DEL PLANETA!

 A PETICIÓN: CARACTERISTICAS DE UNA DOÑA

 1) Están DEMASIADO pendientes de sus maridos y sus vidas se construyen alrededor de éstos. Si están divorciadas, siguen pendientes de lo que ellos están haciendo, si están viudas juegan bingo y tienen una foto del finado en la cartera. Una doña tiene esposo, aún esté éste casado con otra o muerto.

2) Las que trabajan están locas por dejar de trabajar. Las que no trabajan, no se dan cuenta de que están aburridas y arreglan o dirigen el arreglo de sus closets una vez por semana  (gavetas, armarios de cocinas, vitrinas etc.).

3) Van los sábados al salón de belleza, porque sí, porque ESE es el día del salón. Salen de allí con tubi o con anchoítas en el pelo y aleteando las manos para que se les sequen las uñas.

4) Les gusta salir en parejas y esporádicamente con amigas hembras (nunca amigos varones, oh no, eso es pecado mortal). No las verás jamás sentadas solas en el cine, ni parándose en un colmado a comprarse una cerveza.

5) TODAS beben. Escondido o a la franca. Eso es un hecho. Las que no lo hacen toman pastillas para los nervios. El Valium ha sido sustituido por el Alplax. Una doña que se precie, tiene siempre uno en la cartera.

6) Van al gimnasio y hacen dieta TODO EL TIEMPO. Extrañamente, a muchas de ellas no se les nota… No sé exactamente en qué consistirá eso.

7) No todas leen el periódico, pero las que lo hacen van directamente a la sección de sociales o a los obituarios (casi lo mismo ¿no?, a juzgar por los conjuntos que se ponen para ir a las funerarias).

8) Las que tienen Facebook pasan muy poco tiempo en sus propios muros. Recorren el mundo fotográfico de Villegas y todo el que llega e intentan no dejar huellas a su paso. Una doña que se precie de serlo está siempre en su casa. Las incursiones por Facebook son salidas cibernéticas… que se sepa.

9) Usan las ropas que están de moda aunque no les queden bien. Lo importante es que estén de moda. Algunas parecen flautas o canquiñas en los leggins, otras no entienden que el animal print es para Kate Moss y hacen fiestas en las que todas van vestidas de tigresa, león o pantera. La gran mayoría extraña el caftán que se usaba en los 70s.

10) Revisan el BB, los text message y las listas de llamadas de los maridos. Just in case…

11) Desconfían de todo lo que tenga falda. Una doña es una amiga recelosa…  Yo siempre tengo cuidado con ellas.

12) Saben el nombre de todas las personas que tienen cáncer, de los divorcios y los cuernos; son homofóbicas pero lo disimulan y cuando tienen que pronunciarse a favor de los gays puedes eventualmente contar con ellas.

13) No tienen la más mínima idea de lo que está pasando en el mundo…. Pero paradójicamente, presumen de tenerla. La belleza más grande de una doña es ser superficial y creerse que es exactamente lo contrario. Las admiro por su gran seguridad cuando dicen cosas como: “Excelente”, “Estoy 100% de acuerdo”, “Qué barbaridad”, etc.

14) En las reuniones sociales hablan con las otras doñas, nunca se rebajan a hablar en los grupos de hombres, oh no. El tema de conversación: la trabajadora doméstica, la mujer del hijo, los precios del supermercado, la mascota, los atracos, la VERDADERA dieta, la última boda a la que asistieron, si Blue Mall es mejor que Agora Mall, los atracos, el trabajo.  Nunca se salen de eso. ¡Son incultas y superficiales sin parecerlo!  Hasta lo risible, pero todo el mundo las perdona. Ellas pasan de eso como pasaba Sara Palin. Todo territorio desconocido es prohibitivo para una doña. Juegan a lo seguro… y se les va la vida en eso.

15) Telenovelas, especiales musicales, canales de chismes de farándula, series de risa, películas viejas, comedias románticas, talk shows, Nuria, la parada de Macy en Acción de Gracias USA, encendido de arbolitos de navidad, alfombras rojas. Todas ven televisión en sus ratos libres y nunca sienten mareo ante la caja boba….. ¡!!!!!!!!!!Oh nooooooooo!!!!!!!!!! (Eso si no puedo entenderlo).

16) Están orgullosas de sus hijos, sean estos lo que sean. Si el carajito está disparando metanfetaminas, ellas creen que está metido a agente inmobiliario. Son optimistas, hay prueba de ello.

17) Necesitan dormir y usan black outs en las ventanas. Una doña no puede padecer de insomnio. No sabría qué hacer en la madrugada.  Dios las protege de ello.

18) En cuanto a la música…. Oh, ahí si hay problemas. A las doñas les gusta cualquier cosa. Y los cantantes comerciales tienen un puesto en sus corazoncitos desteñidos…. Creo que esto es lo que me previene fuertemente de no querer ser una de ellas.

19) Si les dices “ guárdame un secreto” puede ser que lo hagan con todo el mundo… menos con sus maridos. Si crees que el marido de tu amiga doña no se sabe tu vida de memoria, bájate de esa nube. A ellas les encanta contarles todo a sus maridos… y especialmente lo que no tiene que ver con ellas.

20) Les sirven la comida a los esposos y los acotejan (porque siempre suponen que ellos son tuturruñecos, hándicap, borderline). Los atienden bien (una doña jamás desatiende su varón, eso es pecado mortallllll, jesúmanifica, que nadie les hable de eso).

21) Se untan crema antes de dormir, prueban todas las pastillas de adelgazamiento, no admiten a nadie que padecen presión alta, disimulan los calores, cualquier salida en la que tengan que ponerse ropa nueva es la panacea, compran cosas que no necesitan por internet, no usan el pelo largo ni muertas, les gustan los nietos pero si vienen con su niñera, no les gustan los canales deportivos, comen siempre poco en público y muchísimo cuando nadie las ve, leen libros de autoayuda, revistas Hola y Vanidades (bueno, no leen: ven fotos y hojean),  pertenecen a comunidades religiosas o rezan todos los días (cadenas de oración para enfermos, novenas para la prosperidad económica de los maridos, la Palabra Diaria, broadcast en los BBs pidiendo sangre O Negativo, etc.). Hacen el amor su par de veces al mes pero calladas (una doña verdadera no grita ni gime ni dice “indecencias”, pero se compran ropa interior provocadora…. muchas veces para que el marido se les duerma). Se quitan la edad. Disponen la comida en la casa y siempre saben lo que hace falta en la nevera, arreglan también los días que corresponde a cada cosa en la limpieza y son aliadas de las muchachas del servicio. Dan la mano blandito y se espantan cuando las abrazas fuerte. Realmente son expertas en dar besitos en el aire, en no reírse a carcajadas y en tener cara de machete, se maquillan para ir al supermercado por si se encuentran con otra de ellas, ah, y lo más importante… ¡sirven el café con pañitos en las bandejas!

Son maravillosas las doñas. Por eso le ruego a Dios todos los días que me libre de convertirme en una de ellas.

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Así se pierde el voto de una mujer…..


Ayer, 8 de marzo, las congresistas dominicanas tuvieron la brillante idea de hacer una actividad de peso, apropiada a la presente coyuntura electoral.

Convocaron a todos los candidatos a la presidencia de la República a exponer sus líneas programáticas en lo concerniente a las cuestiones de género, en el evento La Igualdad Real entre Mujeres y Hombres en los Programas Electorales.  Comenzando con Danilo y siguiendo con Max Puig, Julián Serrulle, Guillermo Moreno y Eduardo Estrella, le tocaba a Hipólito cerrar el encuentro.

Todos los candidatos fueron allí a hablar de la mujer en sus programas electorales y a responder las preguntas que les hicimos. Todos habían confirmado su presencia con mucha antelación al encuentro que se constituyó en la actividad más trascendental de este 8 de marzo en la República Dominicana.

Soy mujer, madre, abuela, esposa, trabajadora, librepensadora feminista, no alineada ni militante en ningún partido, intelectual y artista, con una vida productiva en todos los órdenes, desde el profesional hasta el familiar. Como escritora, hay de mí también una parte pública de la que no reniego y trato de ser firme en mis posiciones y transparente y veraz en lo que promuevo, porque precisamente lo que escribo es mi única manera sincera y efectiva de hacer la resistencia.  De modo que estaba allí para escuchar de esos hombres que participarán en la contienda electoral lo que, en mi condición abarcadora de todas las categorías con las que me he etiquetado, me interesaba saber. Creo que hay que votar en las elecciones, porque tenemos la responsabilidad de decidir lo que mejor nos convenga. Para mí, la posición con respecto al género es de primer orden y felicito a las organizadoras de ese evento por proporcionar la UNICA plataforma, la única tribuna, en la que los candidatos pudieron exponer sus planes en relación a lo que a nosotras las mujeres nos conviene.

En un país donde en la vísperas del Día Internacional de la Mujer  fueron asesinadas cuatro por sus parejas o ex parejas, con una tasa de desempleo del 23.2% versus un 9.8% de la masculina, con porciones irrisorias de las cuotas que se refieren a la toma de decisiones (ministerios, congreso, ayuntamientos) y uno de los más altos porcentajes de morbilidad materno infantil de toda nuestra región, lo que esos hombres iban a decir allí con respecto a la violencia, la igualdad real, la paridad, la salud reproductiva, la discriminación, los presupuestos, etc., para mí era fundamental en miras a las elecciones que se avecinan y a mi voto consciente.

Esperé hasta las 4:00 p.m., hora en la que estaba confirmado el Ing. Hipólito Mejía, UNO DE LOS DOS UNICOS CANDIDATOS CON POSIBILIDAD REAL DE LLEGAR A LA PRESIDENCIA (aunque esto no sea lo que va a determinar mi voto, desde luego), para saber qué tenía para nosotras en su plan de gobierno. Mi indignación, compartida con casi todas las mujeres que estábamos participando en esa actividad, fue mayúscula al enterarme de que, a pesar de haber asegurado su participación con mucha antelación, Mejía había decidido a última hora no atender a la convocatoria, enviando a su candidato a la vice, Abinader, a representarlo. El expresidente había decidido a la franca y sin remordimientos, que ir a una marcha de mujeres con calderos vacíos era más conveniente que ofrecernos cualquier tipo de respuesta por sí mismo, privilegiando el populismo, el campañismo cada vez más irritante, la demagogia de ir montado en una jeepeta manoteando a diestra y siniestra (donde el 90% de las mujeres involucradas en esa “actividad” del 8 de marzo no pudieron ni siquiera verlo) e interrumpiendo el tránsito vehicular en horas pico de un día laborable con la respectiva disco light.

Para mí, la ausencia de Hipólito Mejía en la actividad más importante para un candidato presidencial en el Día Internacional de la Mujer, ES YA SU POSICION CON RESPECTO AL GENERO.

Si consideró el exponer sus opiniones y sus propuestas de soluciones a las inmensas problemáticas que agobian a la mujer dominicana como un asunto de segundo orden, mandando a su segundo a hablar por él y me imagino a responder las respuestas que sólo a él estaban destinadas, es porque en efecto no tiene la más mínima idea de lo importante que es el tema.

Indignadas, las mujeres que fuimos allí con una razón de peso, nos marchamos de la actividad  como respuesta a su falta de respeto, cediendo nuestras sillas a la claque de blancas enfraneladas y encapuchadas que vinieron a hacer el bulto del aplauso. Si Hipólito no podía disponer de 30 minutos para mirarnos a la cara y hablar en serio, significa que todo lo que pudiera haber planteado se convertiría irremediablemente en las usuales promesas sin consecuencias en un hipotético período de 4 años de gobierno.

No es el tiempo ya de conseguir votos simplemente sacudiendo banderas y haciendo bulla en las calles. Ni en la República Dominicana ni en ningún otro lugar del mundo el momento histórico está para eso.  Estamos acostumbrados al machepismo, a la vocinglería, a la interrupción de nuestra siesta en un domingo y a que las fuerzas se midan así: en el espanto del tumulto y en la cultura de ausencia de posiciones contundentes.

Todos los candidatos a la presidencia,con la notable excepción del que se hace llamar papá, llevaron allí lo que es su comprensión de los problemas de las mujeres y de cómo se proponen luchar por la igualdad real, por la erradicación de la violencia doméstica y de género; el empoderamiento necesario de las mujeres para combatir la pobreza, el hambre, la discriminación, el abuso que es la desigualdad y hasta el futuro del planeta que habitamos.  La salud, la educación, las fuentes de trabajo, las leyes, las casas de acogida para mujeres abusadas, el aborto terapéutico, la orientación sexual, la paridad, la pandemia de la violencia, el presupuesto asignado al ministerio de la mujer, la penalización dura y ejemplarizadora  a los criminales vestidos de maridos, novios, amantes y concubinos, la tolerancia cero,  fueron cuestiones que se ventilaron en esa oportunidad irrepetible de la que algunos y algunas fuimos testigos de excepción.

Pero también fuimos testigos de cómo pierde un candidato el voto de una mujer consciente. Hipólito Mejía, perdió la única posibilidad conmigo de que lo hubiera ponderado.

EL VOTO DE LAS MUJERES TIENE QUE SER UN VOTO DESCARNADO, GUERRERO, INTERESADO, CONSCIENTE, DEMANDANTE Y SI ME SOFOCAN MUCHO POLITICAMENTE INCORRECTO. El juego no se termina hasta que está terminado. Las elecciones no tienen ganador hasta que éste no ha sido proclamado. Un voto es un voto aquí y dondequiera.

El mío es importante y el tuyo también….

© 212, Martha Rivera-Garrido

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Roque Dalton en mis recuerdos


 

         

 (Para Luis Carvajal, Leibi NG, Sol Lora, Manuela Rodríguez, Rey Iglesias, Luchy Placencia)

Aunque a veces he pasado larguísimos períodos sin leerlo, su nombre ha sido motivo de debate estos últimos días entre algunos amigos y contertulios,  por lo que he regresado, como quien conoce muy bien el camino a casa, a la lectura de este poeta que fue muy importante para mi poesía más joven.

Conocí a Roque Dalton en el año 1978, cuando empecé a estudiar en la UASD  y se iniciaba mi militancia de izquierda. Lo encontré metido en uno de los dos millones de libros que traje de La Habana, cuando todavía mi pasaporte tenía la leyenda balaguerista “Prohibido viajar a Rusia y sus satélites”. Mi madre, que ya no está, me acompañó en aquella primera histórica vez en que aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Las Américas un avión de Cubana de Aviación. Mi pasión por la revolución cubana y los mimos a los que siempre estuve acostumbrada me garantizaron un boleto de ida a esa ciudad que a lo largo de mi vida tanto he amado y en la que también fui monumentalmente amada . Eran los días previos al Festival de la Juventud y la efervescencia de La Habana no tiene en mi memoria comparación con nada. Saliendo de la adolescencia, izquierdista furibunda, bebí cada detalle de aquél viaje y compré todos los libros y discos que mi maleta aguantaba.

Recuerdo mis lágrimas en la Bodeguita del Medio cuando vi la firma de Salvador Allende, mi pecho encendido con todas las tonalidades del rojo frente al inmenso afiche del Ché en aquél Ministerio que abandonó para luchar como Bolívar por la unidad latinoamericana, ya legendario; el ataque de asma que me provocó ver la boina de él con su estrella en el Museo de la Revolución; el sombrero de Camilo Cienfuegos y el mismísimo Granma. Los poemas de Martí en el Museo de Historia, los manglares en Bahía de Cochinos, los carros de los años 40 y 50 rodando perfectamente por la calle y los pqueños pioneros con sus uniformes rojos caminando por mi Cuba revolucionaria.

El grupo que me acompañaba, donde yo destacaba como personaje más joven, era bastante variopinto. Padres de mis amigos burgueses, los Read (el hermano de Donald, para ser más exacto), los Navarro (padres de Raulito, novio de una amiga mía de infancia) y otros más, iban por pura curiosidad turística. Perredeístas en la oposición, peledeístas en ciernes (Felucho estaba entre ellos), bohemios como Guillermo Cordero (el padre de María), entrañables como el Dr. Manuel Miniño, Sonia Caba, mis primos Marylouise Ventura  (que nunca se separó del Ballet de Alicia Alonso, pero me enseñó a pintarme los labios de rojo en aquél viaje) y Luis Garrido(quien lo había organizado), Anabelle Batlle y otros que puedo estar fácilmente olvidando, iban sin cinturones de seguridad por aquél primer tour dominicano a la Cuba revolucionaria.

Pero ¿de qué estoy hablando? si yo de lo que quería hablar era de Roque Dalton, del impacto de su poesía en mí, luego de encontrarlo en esa gordita antología de Casa de las Américas llamada Poesía Trunca.  Aquél poeta que hablaba tan naturalmente del olor del sudor y del sexo cuando se hace el amor,  de la belleza en ausencia de afeites, etc., muy rápidamente me convenció de andar por ahí sin maquillaje y con el cabello desgreñado. Su poema “Desnuda” llenó muchas horas de plenitud, leyéndolo y memorizándolo,  para aplicarlo a mis primeras incursiones en los amores “de adultos”, por llamarlos de alguna manera.

Desnuda

Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua
cuando entre sus paredes me sumerjo.

Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como a un niño perdido
que en ti dejara quieta su edad y sus preguntas.

Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que se nutre;
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a la sombras los deseos me ladran.

Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.

El día en que te mueras te enterraré desnuda,
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.

Como dato curioso podría agregar que me imaginaba a Dalton de muchas maneras; eran tiempos sin internet y los libros en los que lo conocí no tenían fotos. Esa curiosidad, como ven, puede ser plenamente saciada para las nuevas generaciones de lectores del salvadoreño.

Roque Dalton, fue un ser extraordinario destinado a la belleza, la resistencia, la militancia descarnada y la tragedia. 

Ensayista,  abogado y antropólogo, además de poeta, nació en el 1933 en San Salvador. Con formación jesuita, se educó en El Salvador, Chile y México. Desde muy joven (él siempre lo fue) militó en el partido comunista salvadoreño aunque nunca abandonó la literatura y la poesía como oficios fundamentales. Entre los galardones que conquistó con una vasta producción poética, se destacan el haber ganado tres ocasiones el Premio Centroamericano de Poesía, así como el Premio Casa de las Américas y otros. Sus libros fueron prohibidos durante muchos años en su país, aunque hoy es uno de los poetas salvadoreños más leídos y su “Poema de Amor” es prácticamente un himno para El Salvador.

Su vasta obra poética incluye títulos como Mía junto a los pájaros,  de 1957, La Ventana en el rostro, de 1961,  El Mar  en 1962, El turno del ofendido  en 1963, Los Testimonios  en 1964, Poemas, publicado en 1968, Taberna y otros lugares, en 1969 y Los pequeños Infiernos, en 1970.

Varias veces encarcelado por su militancia comunista, clandestino, trashumante en los países de Europa Oriental y en Cuba, fue asesinado el 10 de mayo del 1975, cuatro días antes de cumplir los cuarenta años,  por sus mismos compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), guerrilla a la cual pertenecía, por una falsa acusación de ser agente de la CIA. Eran tiempos terribles y generosos en disparos.

En mucha de su poesía asoma aquél revolucionario que fue capaz de ir más allá de las palabras para defender sus ideas. Personalmente, yo lo considero un visionario. Tocó temas importantes para el feminismo, la resistencia, el amor, la libetad y los problemas sociales de su país y de nuestra región.  

Dos poemas de amor (estos no porque sean mis favoritos ni los mejores, sino porque me están hablando) y uno premonitorio, quiero dejar en mi blog como un pequeño homenaje. Para que quede su voz aquí, donde es reclamado.

Mi amor por ti es mucho más que amor…

Mi amor por ti es mucho más que amor,
es algo que se amasa día a día,
es proyectar tu sombra junto a mí,
hacer con ellas una sola vida.

Las miradas que ya al conocer
se hablan entre sí en la distancia,
no hacen falta palabras…qué más da!
si ya interpretamos lo que claman.

Los mil detalles que tienes tú por mí,
mi descaro al advertir en lo que fallas,
el sincerarme cuando hay que decir
lo que sinceramente no se calla.

Mi amor por ti es mucho más que amor.
Mi amor por ti es como una nevada,
un torrente de luz, algo tan bello…
como ponerse el sol o amanecer el alba.

 

Tu compañía

Cuando anochece y tibia
una forma de paz se me acerca,
es tu recuerdo pan de siembra, hilo místico,
con que mis manos quietas
son previsoras para mi corazón

Diríase: para el ciego lejano
¿qué más dará la espuma, el polvo?

Pero es tu soledad la que puebla mis noches,
quien no me deja solo, a punto de morir.
Somos de tal manera multitud silenciosa…

 

Alta hora de la noche

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre
porque se detendrá la muerte y el reposo.

Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos,
sería el tenue faro buscado por mi niebla.

Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas.
Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.

No dejes que tus labios hallen mis once letras.
Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.

No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto
desde la oscura tierra vendría por tu voz.

No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre,
Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre.

 

(c) Derechos Reservados

 

 

 

 

 

 

 

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Pensemos en el Futuro!!!!


«Ante toda señal de autoritarismo, de control sobre la ciudadanía, de apropiación privada de bienes comunes como el conocimiento social, el manejo desde corporaciones de intangibles como la base tecnológica del desarrollo acumulado por miles de generaciones sobre el planeta, ante la disminución y codificación de los sujetos individuales y sociales siempre hay que preocuparse y ocuparse. Hagamos ejercicio de ciudadanía global, actuemos como podamos contra esta propuesta. «

– Alina Cepeda

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Un relato…. ¿erótico?


Boca Azul de Cangrejo Azul

Miércoles y quizá haya que hacer algo. Nada importante, puesto que no estarás. D me invita al ciclo de cine argentino; tal vez. W me habló de salir a cenar; no creo. Hoy tampoco podré aventurar muchas cosas en la página. Este dolor de garganta mezclado con unas ganas desesperadas de tu cuerpo no me deja pensar en nada. Por eso, sólo te escribo a ti, estas cositas.

 Es bueno que sepas que antes de que despiertes mañana, te habré besado desde la punta de los dedos hasta el ombligo. Que en la madrugada me emplearé a fondo en escarbar laboriosamente dentro de esos pantaloncillos que no sé para qué usas en las noches; meteré las manos en ellos, inclinaré el cuerpo hacia ti y con la lengua te iré dibujando unos arabescos indescifrables en las orejas, sobre las sienes, bajo la nuca, hasta dejarte convertido en un mándala de saliva. Tú durmiendo te moverás, ladearás un poquito las caderas y se quedará suspendido tu ronquido, como una radio tocando bachata a la que se le va la luz de repente.

 Sin que entiendas todavía muy bien lo que está ocurriendo, me subiré sobre ti con mi pijama negro y transparente de brujita y tú, entreabriendo los ojos por primera vez, atinarás de puro instinto a sostener mi cabello entre tus dos manos en la parte trasera de mi cabeza, para que deje de picarte en la nariz. Entonces moveré la boca desde tu oreja hasta tus ojos. Te haré despabilarte con la humedad de mi lengua en tus lagrimales, tus párpados, tus mejillas y el nacimiento del labio superior, empujando hacia adentro de tu boca hasta encontrarme por fin con tu lengua, ya despierta por completo, tan avasallante y tan comparona como es ella, poniéndome bien difícil explorar acuciosamente el cielo de tu boca, como quiero.

 No me rendiré. Iré buscando que doblen las campanitas en tu garganta, y me acomodaré mejor encima de ti, sentándome sobre tu carne ya erguida hacia mi vientre. Y tú te moverás queriendo apagar la rabia que te da despertarte en mis dominios. Pero todavía no. Primero tendrás que morder el nacimiento de mis senos. Hacer girar la punta de la lengua alrededor de mis pezones. Chuparme el cuello y beberte mi perfume dulzón que te marea.

 Cuando mis humores corran por tu vientre tibio, me bajaré despacito dejando un sendero de babosas sobre tu pelvis, hasta encontrarte mas rabioso que nunca y dispuesto a asesinarme. Subiré un poquito las caderas para intentar sentarme sobre tu daga y dejarla que me corte, que llene los interregnos que existen entre cualquier cosa que se llame mi vida y mi muerte. Tu daga luminosa. Tu daga cercenando mi vientre y sus semillas. Tan dentro y tan adentro, que es aquí arriba, en la boca, donde voy a sentir su sabor a pez mojado en miel, a leche con vainilla cortada de limón, a metal afilado y salado en la puntita con mi sangre. Y voy a buscarte la lengua otra vez mientras bajo y subo frenética y concreta sobre tu espíritu hecho carne, tan mojada de ti y de mí, tan loca, tan desordenada, tan desacatada, tan desenfrenada, que tendrás que dominarme apretando mis cabellos hasta el dolor, dejando mi cara limpia como una luna en la que se reflejan tus ojos delirantes.

Pero yo querré más y gritaré tu nombre –Ay mi amor, mi cielo, mi vida, amor mío-.  Querrás morderme la barbilla y silenciar mis grititos de nuevo con tu lengua. Pero ya se te habrá hecho tarde, porque estarás demasiado adentro de mí y estaré demasiado llena de ti, y estallaré contigo para siempre, para alcanzar la eternidad de un solo instante en ese siempre, yo mar. Yo mar salvaje que mezcla entre sus olas el cauce de los ríos de tu sangre.

 Temblando, queriendo morirme porque… ¿ya para qué vivir? ¿Para qué vivir después de esta vaina tan grande que acaba de pasarme? ¿Para quién vivir ahora que tu miembro se recoge tranquilito y me acaricia con ternura, temeroso porque sabe que está saliendo del pozo caliente de lava y de cinabrio? ¿Para qué vivir si estoy tan fatigada que necesito una cámara de oxigeno? (“Oye, que tú y yo llegamos ya a la mitad de nuestro millaje»). Dime tú, ¿para qué? Si estás tan destemplado que cuando acaricias mis nalgas resbalosas con la punta de tus uñas no quieres ya nada que no sea añoñarte entre los rizos tornasolados que hace un segundo casi arrancaste de mi cráneo. Y cierras los ojitos haciendo un piquito con la boca, dispuesto a roncar de nuevo.

 Y parece que vas a dormirte otra vez pero no, porque me sobran los besos para tu cuerpo deseado, y resuelta, limpiando con mis labios el almíbar que empalaga aún la daga, quiero más. Quiero chuparte hasta que despiertes de nuevo, y lo haces, volteándote más rabioso que nunca porque otra vez he turbado tu descanso.  Me coges entonces, tú ahora de jinete, mirándome a los ojos desde arriba con miles de reproches y reclamos. Y crees que no, que no podrás, que ya es demasiado. Pero la vida, buscándose a ella misma está ganándote los huesos, los tendones y hasta el alma. Y me clavas todavía más hondo para ver si por fin me estoy tranquila. “Déjame matarte mujer del diablo, a ver si de una vez por todas encuentro el botón por donde te apagas”. Y yo, sumisa, te respeto como se respeta al asesino, humilde, casi servil, dispuesta al sacrificio. Dispuesta a no decir ni “ji” en tanto me sigas matando. Dispuesta a seguir mirando inocentemente, tontamente, cómo te sigues esforzando en darme una muerte  certera; en convertirme definitivamente en un charco en el que nos ahoguemos los dos, para verme por primera vez en tu vida a mí, tu pitonisa, callada. Te mueves sobre mi cuerpo como un criminal que se arrastra sigiloso hacia su victima. Y yo casi no hago nada que no sea pellizcar débilmente la piel de tu espalda y de tus codos, mientras me dejas una erupción encarnada y picante en las mejillas. Abusador. Mil veces tendré algún día que decírtelo, pero no ahora. No ahora que estás partiendo mi cuerpo en dos mitades. No ahora que estoy llegando de nuevo, desesperada, como si te hubieras muerto tú y yo estuviera llorándote.

 Llorando de tanto amor que me has dejado sembrado. Llorando de esta indefensión en la que nos quedamos los dos, sin matrimonio, sin hijos, sin nietos, sin colegas, sin amigos, sin casa, sin país, sin planeta, sin galaxia, sin universo. Solos en esta cama donde hemos dejado de ser esos otros nombres que desde hace un buen rato hemos olvidado. Solos sin guerras, sin artilugios, sin dinero, sin edad, sin hambre, sin ansiedad, sin esperanza, sin pasado, sin presente y sin futuro. Solos los dos en esta muerte pequeña de la que emergemos únicamente preparados para el silencio. Para mirarnos. Para que me perdones el infierno que te soy en esta madrugada, cuando te beso en la frente sin arrepentirme de nada.  Para que esconda mi cara en tu cuello. Para que me abraces y te abrace y te diga que te amo y me digas que me amas y otras de esas bobadas. 

Entonces, para que podamos cada uno dormir, para que pueda amanecer aquí donde estamos, nos quedamos otra vez muy quietos y nos acurrucamos. Ya ha amanecido en la ciudad y empiezan a sentirse los ruidos de la calle. La muchacha del servicio abre la puerta, entra el olor del café, suena el golpe del periódico en la marquesina. Tu mujer y mi marido se nos acercan con una esplendida sonrisa en sus dos caras, diciendo “buenos días mi rey”, “buenos días mi reina”, “cómo amaneces hoy”, “¿y qué pasó anoche mi amor que te estabas moviendo tanto?”.

© Martha Rivera-Garrido, 2011

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Stepping Out


(…. Y lo único que guardé de ti, de tu mirada,

envuelta la desnudez en gasas negras, fue la cicatriz….)

 

 Girl Stepping Out

 

Dijiste novia al tiempo de respirar el tiempo

Sin noches de presagio, sin mar ni condiciones,

Ni almuerzos de hojarasca, ni siestas con ventanas

 

Con luces apagadas para no ver la sangre

Donde la puñalada dibujaba una novia

Muriendo en su penumbra descarnada

 

Con mi voz argentina lejos te cantaría hasta donde no quiero saberte

Pero sé dónde estás y los rayos de luz se han ahogado allí mismo

 

En la gaveta de aire donde guardo mi voz

Junto a pétalos ajados de tu rosa inexistente

 

En el brazado de hierba arrebujada en pulmones de arcilla

En la llama que abraza la mariposa que espera y se desangra

 

En el único surco que mi cicatriz va dibujando

Ahí donde se esconde de tu aliento de pez,  de algas, de cianuro

 

En el lecho que nos prestaron ancestrales enigmas del grito y del silencio

En la carcajada de Artaud y en  jeringas para curar el amor y la locura

 

En una vida vivida de sus obscuras muertes

En una muerte que muere de sus obscuras vidas

 

En tu carroza de caucho donde paseas maquillada

A una medusa tibia, dulce y blanda en desbandada

 

 

Entiende que te amo más desde la tarde en que dejé de amarte

Desde que tu retrato es a un tiempo el vacío

Y la imagen de un óleo insoportable

 

Como los pájaros grises del Ozama

Como los puentes que nunca cruzaré en tu memoria

Como las piedras saladas de mis tantos arrecifes

Como la miel vespertina chorreando entre los muslos

Como los labios helados y el timbre del sigilo

Como la puerta ineludible que conduce a la nada que somos y que fuimos

Como la barcarola en frecuencia inaudible

Como la duermevela  triste de quien despierta y delira

Como los asesinados respirando letargos del olvido

Como la espada que cruza mi pelvis burbujeante

Como mis ojos de loca que nunca te encontraron

Como mi pelo barriéndole la sed a tu carne

Como mi sed extraviada en tu boca que miente sus verdades

 

 

¿Cómo podré decir silencio sin nombrarlo?

Entre tú y yo no hay destino que no sea el de lo profundo

De la tormenta breve como lengua en el beso

Me voy de tus frontales lejana de mí misma

Amarga como ajenjo que envenenó el amor

No quepo en la distancia de tu dedo a mi ingle

Ni en la mudez marchita de no decir adiós

 

 © Del poema Martha Rivera-Garrido (Septiembre, 2011)

 © De la Imagen Everett Shinn (Girl Stepping Out)

 

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